Economía en pandemia

De izquierda a derecha, los investigadores de la Facultad de Economía y Empresa Jordi Suriñach, Jaume Valls, Daniel Albalate y Montserrat Guillén.
De izquierda a derecha, los investigadores de la Facultad de Economía y Empresa Jordi Suriñach, Jaume Valls, Daniel Albalate y Montserrat Guillén.
Reportaje | Académico | Sostenibilidad
(01/04/2021)
La COVID-19 ha provocado una crisis económica que ha afectado de manera desigual a los diferentes sectores productivos de nuestra sociedad. A continuación, exponemos cuáles han sido las principales consecuencias económicas de la pandemia que estamos viviendo y cómo puede evolucionar nuestro contexto económico.
De izquierda a derecha, los investigadores de la Facultad de Economía y Empresa Jordi Suriñach, Jaume Valls, Daniel Albalate y Montserrat Guillén.
De izquierda a derecha, los investigadores de la Facultad de Economía y Empresa Jordi Suriñach, Jaume Valls, Daniel Albalate y Montserrat Guillén.
Reportaje | Académico | Sostenibilidad
01/04/2021
La COVID-19 ha provocado una crisis económica que ha afectado de manera desigual a los diferentes sectores productivos de nuestra sociedad. A continuación, exponemos cuáles han sido las principales consecuencias económicas de la pandemia que estamos viviendo y cómo puede evolucionar nuestro contexto económico.

La situación derivada de la COVID-19 plantea nuevas cuestiones aún por explorar desde la economía. Para empezar, la coyuntura actual «no tiene su origen en un desequilibrio macroeconómico, como sucede en la gran mayoría de crisis, sino en las restricciones a la actividad productiva y la movilidad», explica el profesor de la Facultad de Economía y Empresa Miguel Ángel Santolino. Además, a diferencia de pandemias anteriores, los principales efectos de la COVID-19 en la economía no los han causado los estragos en la salud de la población, como el número de enfermos o de defunciones, sino las medidas adoptadas para reducir el número de contagios. «Eso es así porque, a diferencia de otras pandemias, la incidencia de la COVID-19 en la población en edad de trabajar ha sido reducida», explica el catedrático Josep Lluís Carrion, del Grupo de Investigación de Análisis Cuantitativo Regional (AQR-Lab) de la UB.

Todo ello hace difíciles las predicciones, pero es evidente que la COVID-19 ha afectado a la actividad productiva de modo desigual en los diferentes sectores. Algunos han visto reducida su actividad prácticamente a cero, mientras que otros han podido seguir adelante incorporando los cambios necesarios.

Turismo, comercio y finanzas

El gran impacto en el turismo queda reflejado en las cifras. El año pasado, el gasto en turismo en Cataluña bajó más de un 80 %, según datos de la Generalitat. El catedrático Jordi Suriñach explica cómo se cuantifica, en un estudio del AQR-Lab, el impacto económico de la COVID-19 en el sector turístico catalán: la disminución de la facturación oscila entre 14.380 y 17.998 millones de euros, y la pérdida de puestos de trabajo, de 101.939 a 137.027.

Los profesores Jordi Arcos-Pumarola y Oriol Anguera-Torrell, del CETT-UB, centro adscrito a la Universidad de Barcelona y especializado en turismo, hotelería y gastronomía, reflexionan sobre las opciones de recuperación después de la pandemia y subrayan la importancia de la innovación tecnológica: «La tecnología, que ya llevaba años transformando el sector, sigue siendo ahora una aliada para ofrecer seguridad, por ejemplo, con la probable implantación generalizada de entradas y salidas sin contacto». Según los expertos, «la COVID-19 provocará una nueva revolución digital en el sector, y muchos de esos cambios tecnológicos habrán llegado para quedarse». De cara al turismo post-COVID, afirman que «existe una oportunidad clara para promover una nueva estructuración del sector que tenga en cuenta los debates anteriores a la pandemia para buscar un mejor encaje entre el sector turístico, el territorio y la ciudadanía».

Otro sector muy afectado por la pandemia ha sido el comercio. La profesora Montserrat Pareja, del Departamento de Economía, apunta algunas tendencias que la crisis ha acelerado, como la preferencia por el comercio de proximidad: «Ya existían el kilómetro cero y otros movimientos precursores, pero la pandemia ha determinado que haya más concienciación al respecto». Paralelamente, se ha producido una intensificación del comercio en línea, que ha facilitado «un aumento de la toma de conciencia sobre lo que compramos y de dónde proviene», ligado a una mayor preocupación por la sostenibilidad. Pareja también explica que la pandemia ha reforzado la tendencia a que los grandes centros comerciales «se conviertan no solo en lugares donde se puede ir a comprar, sino también en centros de ocio, al estilo americano». En cuanto al pequeño comercio, ha habido «un número de cierres considerable, lo que nos ha hecho más conscientes de la importancia del comercio en el entorno urbano».

El año pasado, el gasto en turismo en Cataluña bajó más de un 80 %.

La disminución de desplazamientos de las personas «ha afectado especialmente a todos los sectores económicos que viven de la interacción y la presencialidad, como pueden ser los centros comerciales», explica el experto en movilidad urbana Daniel Albalate. Y a eso hay que añadir un segundo aspecto, relacionado con la forma en que nos movemos: hay más presencia «de las formas individuales de desplazamiento (coches, motos, bicicletas, patinetes, caminar, etc.), que son vistas como más seguras». Como resultado, «los centros comerciales al aire libre con una accesibilidad eficiente para estas formas de desplazamiento individuales (con aparcamiento disponible o bien integrados en las ciudades) resultan más atractivos en el contexto actual».

Para otros sectores, la pandemia ha significado cambios en la forma de trabajar, aunque han salido adelante con la comercialización de nuevos productos. Es el caso del sector financiero y de los seguros. «Las compañías aseguradoras han experimentado una reducción en la comercialización de nuevas pólizas, pero el sector se ha adaptado apostando por la transformación digital y creando nuevos productos, coberturas y servicios», explica Miguel Ángel Santolino. La catedrática de la Facultad de Economía y Empresa Montserrat Guillén afirma que «el sector financiero vive con optimismo la etapa de expansión que se producirá, con plena capacidad de financiación de nuevos proyectos, apostando por la sostenibilidad, a la que cada vez se da más valor». En cuanto al sector asegurador, «existe una nueva demanda de seguros en el mercado para cubrir los riesgos de nuevas pandemias en el futuro: por ejemplo, asegurar cierres temporales de negocios, pérdida inesperada de beneficios o interrupciones de suministro».

Desde un punto de vista global de gestión de las empresas, las compañías de los distintos sectores ven «intensificarse y acelerarse temas que ya eran clave», apunta Jaume Valls, catedrático de Organización de Empresas. Y destaca concretamente aspectos como la innovación, la flexibilidad (en un contexto de rediseño de las cadenas de suministro), la digitalización, la colaboración público-privada (que ha visto reforzada su importancia), y un liderazgo empresarial que refuerce «una visión cooperativa, la gestión en red y los enfoques holísticos».

En un próximo reportaje veremos cómo afectan los cambios a las personas que trabajan en estas empresas. Hablaremos sobre cómo la COVID-19 ha modificado el mercado de trabajo y las consecuencias sociales que ello ha comportado.