El observatorio FARO de la UB trabajará para mejorar el sistema alimentario y crear un planeta más justo

Noticia | Investigación | Divulgación
(31/10/2023)
Ante un contexto de preocupación por la emergencia social y climática, la Universidad de Barcelona presentó ayer en el Aula Magna del Edificio Histórico el Observatorio para la Acción y la Investigación en Alimentación (FARO, en inglés Food Action and Research Observatory). Se abordará la alimentación de forma sistémica —desde la producción hasta el consumo— y se trabajarán problemáticas como el cambio climático o la malnutrición entre otras muchas cuestiones.
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31/10/2023
Ante un contexto de preocupación por la emergencia social y climática, la Universidad de Barcelona presentó ayer en el Aula Magna del Edificio Histórico el Observatorio para la Acción y la Investigación en Alimentación (FARO, en inglés Food Action and Research Observatory). Se abordará la alimentación de forma sistémica —desde la producción hasta el consumo— y se trabajarán problemáticas como el cambio climático o la malnutrición entre otras muchas cuestiones.
Ana Moragues Faus, promotora de FARO, abrió los parlamentos para explicar los principales objetivos y líneas de trabajo de esta iniciativa y señaló que la alimentación está relacionada con las urgencias medioambientales y sociales actuales. «La alimentación está en el centro de los grandes retos actuales», manifestó. Raquel Díaz, directora de la Fundación Espigoladors, reivindicó la acción ante los problemas del ecosistema de la alimentación y afirmó que «es necesaria investigación aplicada» de forma urgente. Después, Ana Bocio, subdirectora general de Promoción de la Salud de la Generalitat de Cataluña, recordó que la alimentación está relacionada con enfermedades como la obesidad infantil y remarcó la importancia de los «determinantes sociales» en lo que respecta a la salud y la nutrición.

Una investigación de acción
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Álvaro Porro, director operativo de Estrategia de Economía Social - Barcelona Activa apuntó que las administraciones necesitan una «búsqueda de acción», que tenga como objetivo repercutir en la sociedad, y puso FARO como ejemplo. Isabel Peña-Rey, directora ejecutiva de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición del Ministerio de Consumo, también señaló que las políticas que impulsan están «basadas en la ciencia». En esta línea, explicó que en los últimos años la Agencia se ha orientado hacia una visión holística de la alimentación, que incorpore temas nutricionales y aspectos medioambientales. Como experta, también intervino en el acto Corinna Hawkes, directora de la División de Sistemas Alimentarios y Seguridad Alimentaria de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), quien habló de la importancia de la interdisciplinariedad para abordar la temática de la alimentación. En este sentido, celebró una iniciativa como el observatorio FARO: «Es necesario un conector, un centro de investigación, entre las diferentes disciplinas».

David Mascort Subiranas, consejero de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat, expuso que gestionar el mundo de la alimentación supone a menudo afrontar posiciones. «En la Universidad, nos ayudareis a poner luz en esta problemática, una de las principales que tenemos en el mundo», confió. Para acabar, el rector de la Universidad de Barcelona, Joan Guàrdia, concluyó que, una vez constituido, FARO tiene el reto de «construir una realidad a partir de la ciencia». El rector puso el observatorio como ejemplo de la labor de la Universidad de «dar respuestas mediante la investigación y la transferencia». «Esto nos hace mejor como universidad y como país», afirmó.

El equipo de FARO está formado por 36 personas, que pertenecen a siete facultades y diez departamentos de la UB. Operan conjuntamente para abordar algunos de los grandes retos del siglo XXI: que todas las personas puedan alimentarse dignamente, generando salud y bienestar, prosperidad, justicia social y cuidando y regenerando los ecosistemas dañados. El sistema alimentario actual —nuestra forma de producir, transformar, distribuir, cocinar, vender, consumir alimentos y gestionar su desperdicio— crea enfermedad, desigualdad social y degrada la base ecológica del planeta sobre el que se sustenta la vida. El nuevo observatorio trabajará para que las generaciones futuras puedan alimentarse de forma saludable y sostenible.



 

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