El ser humano ya usaba los incendios controlados hace 11.000 años para mejorar la productividad

Noticia | Investigación
(31/10/2023)

Las comunidades humanas de cazadores-recolectores de hace 11.000 años ya utilizaban los incendios controlados para abrir claros y zonas de pasto para los animales silvestres, y mejorar así la productividad. Hasta ahora se pensaba que esta práctica no había empezado hasta el Neolítico, hace unos 9.000 años, y que no se había generalizado hasta la edad de hierro, hace unos 3.000 años. Ahora, una investigación liderada por la Universidad de Barcelona publicada en la revista Catena muestra que el ser humano empezó a transformar el paisaje mediante el fuego antes de lo que se pensaba.

 

Noticia | Investigación
31/10/2023

Las comunidades humanas de cazadores-recolectores de hace 11.000 años ya utilizaban los incendios controlados para abrir claros y zonas de pasto para los animales silvestres, y mejorar así la productividad. Hasta ahora se pensaba que esta práctica no había empezado hasta el Neolítico, hace unos 9.000 años, y que no se había generalizado hasta la edad de hierro, hace unos 3.000 años. Ahora, una investigación liderada por la Universidad de Barcelona publicada en la revista Catena muestra que el ser humano empezó a transformar el paisaje mediante el fuego antes de lo que se pensaba.

 

La investigación, liderada por el investigador del Departamento de Geografía de la UB Carlos Sánchez, se ha llevado a cabo a partir de muestras procedentes de Laguna de Villena (Alicante). Para estudiar los incendios de hace 11.000 años, los investigadores han realizado el estudio geoquímico y de los carbones sedimentarios del suelo y han analizado los restos de polen de ese período. A esto le han sumado información de piezas arqueológicas de la época. Esto les ha permitido concluir que «se trataba de fuegos provocados, la mayor parte de los cuales no coincidieron con períodos de sequía, sino con los momentos de máxima actividad humana».

Hace 11.000 años los incendios en la Laguna de Villena (a inicios del período Holoceno) fueron frecuentes. Había una alta disponibilidad de combustible debido a la expansión de los robledales y los encinares en un período de clima templado y húmedo. Este clima habría favorecido el asentamiento de cazadores-recolectores en esta región, ya que el entorno de la laguna ofrecía un rico ecosistema para sus actividades de subsistencia. Es en este contexto que las comunidades de cultura mesolítica —etapa previa al Neolítico— modificaron el paisaje vegetal utilizando el fuego.

El trabajo señala que la combinación de la transformación del paisaje y una aridificación progresiva —después de un episodio climático de enfriamiento hace 8.200 años— rompió el equilibrio del ecosistema y supuso un antes y un después en las dinámicas de la vegetación. Los robledales y encinares nunca recuperaron el rol dominante en el paisaje, y se formó un nuevo equilibrio, con dominio de los pinares y la vegetación mejor adaptada a un clima árido. Como apunta Jordi Revelles, investigador postdoctoral del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), «a pesar de la frecuente consideración de una capacidad menor de las comunidades de cazadores-recolectores en la transformación del paisaje, este trabajo pone de manifiesto el rol activo de las poblaciones mesolíticas del sudeste peninsular en el régimen de incendios para favorecer espacios abiertos en los bosques».

Mitigar los incendios severos

A partir del Neolítico, el hecho de disponer de menos combustible vegetal a causa de la aridez y de los trabajos agrícolas y ganaderos se tradujo en una reducción de la intensidad de los incendios. Una de las conclusiones de la investigación es que las prácticas de gestión de los incendios basadas en actividades tradicionales (agricultura, ganadería, deforestación por tala y quema) pueden ayudar a detener el crecimiento descontrolado de los bosques y, así, mitigar la severidad de los incendios, como lo hicieron hace 8.000 años.

El estudio proporciona más datos para reconstruir toda una serie de cambios ambientales durante el Holoceno inicial y la transición al Holoceno inicial-medio (desde hace 9.000 años hasta hace 5.500 años). Según Carlos Sánchez-García, «los sedimentos indican que entre 9.000 y 8.700 años una fase árida interrumpió un óptimo climático». «Posteriormente, hasta hace 8.300 años —explica el investigador— se registra un período húmedo en Villena con el predominio de una mineralogía más propia de zonas lacustres». Y continúa: «La transición al Holoceno medio, marcada por un episodio climático abrupto de enfriamiento hace 8.200 años, provocó cambios vegetales y ambientales significativos. Aumentó la aridez, así como la expansión de elementos de origen detrítico y la precipitación de cristales de yeso en los sedimentos lacustres. La aridez alcanzó un punto máximo alrededor de 6.000 años atrás, coincidiendo con un aumento de los elementos detríticos y precursores de erosión».

En este trabajo, que utiliza datos arqueológicos recientemente obtenidos en el marco del proyecto Paleodem, cuenta con la participación de un amplio equipo interdisciplinar. Además de los autores mencionados anteriormente, han participado los palinólogos Francesc Burjachs (ICREA-IPHES) e Isabel Expósito (IPHES-BUSCA), la antracóloga Itxaso Euba, el geólogo Jordi Ibañez (GEO3BCN-CSIC), el geógrafo Lothar Schulte (Universidad de Barcelona) y el arqueólogo Javier Fernández-López de Pablo (Universidad de Alicante).

 

Galería multimedia

La laguna de Villena, de donde proceden las muestras que han hecho posible la investigación.

Referencias

Sánchez-García, C., Revelles, J., Burjachs, F., Euba, I., Expósito, I., Ibáñez, J., Schulte, L., Fernández-López de Pablo, J. (2024). “What burned the forest? Wildfires, climate change and human activity in the Mesolithic-Neolithic transition in SE Iberian Peninsula”. Catena, 234. DOI: https://doi.org/10.1016/j.catena.2023.107542