Homenaje a los represaliados por el franquismo

Ernest Lluch fue una de las personas homenajeadas. Su hija, Rosa Lluch, profesora de la Facultad de Geografía e Historia de la UB, recogió placa.
Ernest Lluch fue una de las personas homenajeadas. Su hija, Rosa Lluch, profesora de la Facultad de Geografía e Historia de la UB, recogió placa.
Reportaje | Institucional
(26/01/2023)
Ayer, jueves 26 de febrero, la Universidad de Barcelona rendió homenaje, en un acto solemne en el Paraninfo del Edificio Histórico, a las personas de la comunidad UB que fueron represaliadas durante el franquismo (1939-1975), entre ellas numerosos nombres de una generación brillante, conocidos por su trayectoria posterior como docentes, intelectuales, políticos y escritores. Participaron, entre otros, el párroco, Joan Guardia; el ministro de Universidades, Joan Subirats, y la consejera de Justicia, Derechos y Memoria, Gemma Ubasart.
Ernest Lluch fue una de las personas homenajeadas. Su hija, Rosa Lluch, profesora de la Facultad de Geografía e Historia de la UB, recogió placa.
Ernest Lluch fue una de las personas homenajeadas. Su hija, Rosa Lluch, profesora de la Facultad de Geografía e Historia de la UB, recogió placa.
Reportaje | Institucional
26/01/2023
Ayer, jueves 26 de febrero, la Universidad de Barcelona rendió homenaje, en un acto solemne en el Paraninfo del Edificio Histórico, a las personas de la comunidad UB que fueron represaliadas durante el franquismo (1939-1975), entre ellas numerosos nombres de una generación brillante, conocidos por su trayectoria posterior como docentes, intelectuales, políticos y escritores. Participaron, entre otros, el párroco, Joan Guardia; el ministro de Universidades, Joan Subirats, y la consejera de Justicia, Derechos y Memoria, Gemma Ubasart.

El 26 de enero de 1939, una guerrilla de soldados franquistas tomó posesión del Edificio Histórico. El 3 de febrero, el Boletín Oficial del Estado anuló la autonomía universitaria. Comenzaba un largo período de represión en la universidad. Montserrat Fullola, autora del libro Breu història de la Universitat de Barcelona (Edicions UB), explica que, «entre el exilio, las carreras reorientadas hacia otros ámbitos fuera de la Universidad, y otros, la Universidad de Barcelona había perdido, en el curso 1939-1940, el 71,38 % del profesorado».

En 1966 significó otro punto de inflexión en la lucha antifranquista en la Universidad: se creó el Sindicato Democrático de Estudiantes de la UB (SDEUB) en el convento de los Capuchinos de Sarrià, lo que desató otra ola represiva del entonces rector, Francisco García-Valdecasas.

Ayer, 26 de enero de 2023, se homenajeó a las personas de la comunidad UB que fueron represaliadas durante el franquismo. Abrió el acto el rector, Joan Guàrdia, señalando la solemnidad y significación especial del momento. «Las paredes de este edificio tienen memoria y han sido testigo de momentos gloriosos, pero también de represión y barbarie», manifestó.

Seguidamente, el catedrático del Departamento de Historia y Arqueología Carlos Santacana pronunció una ponencia en la que repasó dos momentos álgidos de la represión franquista en la UB. El primero, en la inmediata posguerra, con el exilio de los rectores Jaume Serra Húnter y Pere Bosch Gimpera y la depuración de más de 135 docentes, con la que se puso de manifiesto la voluntad explícita de Franco de aniquilar la significación de la Universidad Autónoma de Barcelona, por democrática y catalanista. El segundo, con la creación del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona en el convento de los Capuchinos en 1966, donde la represión desatada del régimen propició que el franquismo perdiera definitivamente la universidad. Santacana cerró la ponencia con un recuerdo explícito de Bosch y la cita de un fragmento de la autobiografía de este párroco en su exilio mexicano, dirigida a los jóvenes de Cataluña, con el que se enlazaban dos generaciones: la del exilio y la de las esperanzas de cambio que empezaban a nacer en los años sesenta.

Posteriormente, se entregaron las placas conmemorativas a las setenta personas homenajeadas. Habían sido estudiantes, personal de administración y servicios y profesores de la Universidad, castigados por sus ideas políticas y por su compromiso con la libertad y la democracia. En las medallas, que en muchos casos recogieron familiares, brillaban nombres tan conocidos como los de Ramon Aramon, Guillem Díaz Plaja, Alejandro Galí, Jordi Maragall, Santiago Pi y Sunyer, Ferran Soldevila, Carles Riba, Joaquim y Josep Ramon Xirau, Antoni y Joaquim Trias, Josep M. Bricall, Josep Fontana, Ernest Lluch, Andreu Mas-Colell, Miquel Roca, Jordi Solé y Tura, Manuel Vázquez Montalbán, Anna Sallés, Carme González, Roser Argemí, Maria Cristina Laborda o Josep M. Valverde, entre otros muchos.

«Las paredes de este edificio tienen memoria y han sido testigo de momentos gloriosos, pero también de represión y barbarie»

Seguidamente intervino Mari Carmen Serra, nieta del rector de la UB Jaume Serra Húnter (1931-1933), «el más humilde de los sabios», como quiso recordar, exiliado en México tras la Guerra Civil. Discípula ella misma de Pere Bosch Gimpera, recordó la relevante contribución de los intelectuales y académicos de la Segunda República Española en la universidad mexicana. El catedrático emérito de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud Robert Rodríguez Roisín, muy emocionado durante todo su parlamento, recordó cómo vivió en primera persona la creación del SDEUB y, así, dio voz a los represaliados de la generación de los sesenta de la Universidad de Barcelona durante el franquismo.

En la clausura del acto, la consejera Gemma Ubasart puso de manifiesto el papel de la universidad en la lucha por la recuperación de la democracia y recordó la necesidad de tener políticas de memoria como las de este acto para reparar las injusticias cometidas en tiempo de carencia de libertades. A su vez, el ministro Joan Subirats dio testimonio de la represión que sufrió él mismo en 1974, leyendo una carta del rector de la UB de entonces, que le prohibía acceder a los recintos universitarios por haber formado parte de una reivindicación democrática. «Este acto nos recuerda que no todo está ganado, y nos pone en alerta para que los tiempos oscuros no vuelvan», finalizó.

El rector cerró el acto anunciando que cada 26 de febrero se hará un recuerdo institucional. La de ayer fue «la primera piedra para reconstruir la memoria colectiva». «Somos una institución que no quiere ser indiferente y no quiere perder la memoria. Honor y gloria a todos aquellos que llevan el nombre de la Universidad de Barcelona como sinónimo de compromiso, justicia, democracia y paz», concluyó Guàrdia.

Se pueden consultar más fotografías en este álbum de Flickr.