Los partidos que se presentan a las elecciones en Cataluña asumen los grandes retos de las universidades públicas
Representantes de los principales partidos políticos del Parlamento de Cataluña han participado en el debate «Conocimiento, universidades, investigación e innovación», promovido por la Asociación Catalana de Universidades Públicas (ACUP) y que se ha realizado este jueves en el Campus de la Ciutadella de la Universidad Pompeu Fabra. El debate ha tenido como hilo conductor la Declaración de Calonge, que los rectores y los presidentes de los consejos sociales de la ACUP han hecho pública esta semana, y que debe ser la hoja de ruta para que las universidades públicas se consoliden definitivamente como motores de transformación, progreso y bienestar del país.
Representantes de los principales partidos políticos del Parlamento de Cataluña han participado en el debate «Conocimiento, universidades, investigación e innovación», promovido por la Asociación Catalana de Universidades Públicas (ACUP) y que se ha realizado este jueves en el Campus de la Ciutadella de la Universidad Pompeu Fabra. El debate ha tenido como hilo conductor la Declaración de Calonge, que los rectores y los presidentes de los consejos sociales de la ACUP han hecho pública esta semana, y que debe ser la hoja de ruta para que las universidades públicas se consoliden definitivamente como motores de transformación, progreso y bienestar del país.
Los candidatos han puesto de manifiesto que conocen el momento crítico en el que se encuentran las universidades catalanas, con unas plantillas de personal docente e investigador (PDI) y de personal técnico, de gestión y de administración y servicios (PTGAS) en una situación límite. Es un momento delicado, que dificulta decisivamente poner en marcha las transformaciones necesarias para que las universidades públicas catalanas continúen en la vanguardia europea y global. En este sentido, tanto el PSC como ERC y JxC han reconocido que «es necesario un plan de choque» en lo que se refiere a las plantillas. El consejero en funciones, Joaquim Nadal (ERC), ha añadido el compromiso de conseguir «una aportación neta de recursos por parte del Ministerio» para adaptar las plantillas a la Ley orgánica del sistema universitario (LOSU).
Por parte de Junts per Catalunya, Antoni Castellà ha apostado por una «revolución del conocimiento», en la que «más allá de un departamento de gobierno, el refuerzo de la política universitaria implique autonomía de verdad, financiación y estabilidad». Este objetivo enlaza con la reclamación de las universidades catalanas de alcanzar una financiación pública basal y recurrente de 1.400 M€ en 2025, y de alcanzar el 1 % del PIB de Cataluña en inversión pública en universidad en 2030. «Los rectores tienen razón en la demanda de los 1.400 millones de presupuesto», ha admitido Nadal, y ha añadido que «en comparación con Salut o Educació, un pequeño incremento de financiación sería extraordinario para la universidad». Para la socialista Alícia Romero, es necesaria una política universitaria ambiciosa: «si realmente el conocimiento y el talento son lo que mueven el mundo, debemos ser capaces de generar el mejor talento, y las universidades lo harán si les aportamos recursos».
El sistema universitario representa, seguramente, la política pública con un mayor retorno a la sociedad en relación con la inversión que recibe. En este sentido, la investigación es un buen exponente. «Tenemos un sistema universitario con todas las universidades orientadas a la investigación y con un polo de captación de talento muy potente», ha afirmado Castellà, que ha defendido que este es el modelo que hace único al sistema universitario catalán y, por tanto, es necesario potenciar la investigación. Nadal y Romero están de acuerdo, aunque con matices. Para el conseller, «el sistema catalán de investigación es de excelencia» y lo será siempre que no se separe la investigación que se realiza en las universidades de la investigación singular de los centros CERCA. Romero, aún más contundente, considera que los recursos de los que disponen las universidades catalanas para la investigación «son pocos» y conviene reforzarlos.