¿Crisis bancaria en 2023?

Los delicados problemas que sufren algunas entidades financieras desde principios de marzo de 2023 ponen en duda que, sacáramos ninguna lección de la crisis financiera de 2008.
24/03/2023
Joan Tugores Ques | Catedrático de Economía de la UB

Joan Tugores Ques

Catedrático de Economía de la UB

 

Los delicados problemas que sufren algunas entidades financieras desde principios de marzo de 2023 ponen en duda que, sacáramos ninguna lección de la crisis financiera de 2008. En ese momento se puso de manifiesto que la política monetaria, con su herramienta central de control de los tipos de interés, necesitaba complementarse con instrumentos y regulaciones que permitieran garantizar la estabilidad y la seguridad financieras, los cuales se debían aplicar tanto a escala nacional como europea y global. Así, se aprobaron regulaciones de la solvencia de las entidades financieras que en principio eran más estrictas, como las normas de Basilea III. Asimismo, se aprobaron unas exigencias adicionales para las «entidades sistémicas globales», ya que desempeñan un papel más estratégico en el sistema financiero internacional, entre ellas Credit Suisse (incluida en la lista de las treinta entidades más importantes publicada por el Financial Stability Board a finales de 2022). Pero, de acuerdo con sus recientes dificultades, han salido a la luz las severas deficiencias que acumulaba, que de hecho ya se conocían en el sector. A las entidades financieras se les implementaron stress tests, pruebas de resiliencia, para garantizar que estuvieran en condiciones de hacer frente a los choques, pero bastó uno de los impactos más previsibles —tarde o temprano los tipos de interés debían dejar de estar en mínimos históricos— para llevar las carteras de algunas entidades a tener pérdidas, como le ha ocurrido a Silicon Valley Bank. 

¿Significa esto que los mecanismos de regulación y supervisión teóricamente reforzados después de 2008 no han sido efectivos? No del todo: en gran parte, han mejorado la salud del sistema financiero. Pero no han funcionado ni se han implementado con la efectividad requerida, a la vista de los casos recientes, que suponen un rotundo toque de atención. Genera preocupación que, en todas las entidades financieras que tienen dificultades, concurran comportamientos de gestión al menos imprudentes, pero también la incapacidad de los organismos de supervisión de detectar a tiempo las fragilidades. Ya en su día se señalaron las dificultades de implementar mecanismos efectivos de supervisión en un sector con actores importantes e intereses poderosos. Y en 2009, el entonces economista jefe del Fondo Monetario Internacional, Olivier Blanchard, se refirió a los «rincones oscuros» del sistema financiero, en el que se iban acumulando riesgos escondidos (a menudo bajo la apariencia de productos y estrategias financieras sofisticados), que, cuando afloraban, mostraban todo su potencial disruptivo. Es necesario garantizar más «luz» sobre los potenciales «rincones oscuros» que subsisten. 

Efectivamente, algunas prácticas poco adecuadas, como las que ahora se conocen de Credit Suisse, algunas pautas de gestión que no estaban «a prueba» de subidas de tipos de interés, nos recuerdan que no podemos bajar la guardia, sino todo lo contrario. Existe el riesgo de que otras entidades hayan desarrollado también lo que podríamos llamar «adicción» a los tipos de interés bajos, con modelos de negocio que sólo son sostenibles si se perpetúan los tipos anormalmente bajos y que, para cubrir sus debilidades o negligencias, ahora claman por atenuar la lucha contra la inflación. La situación es complicada. Por un lado, hay que tener presente que el activo con el que trabaja el sistema financiero no es tanto el dinero como la confianza, que hay que salvaguardar siempre. Pero inmediatamente cabe añadir que, por otra parte, más allá de las urgencias, la mejor garantía de esa confianza es el comportamiento profesional y serio de las entidades financieras, lo que requiere profundizar en las medidas necesarias iniciadas en 2008, que ahora se observa que necesitan actualizaciones y verificaciones más efectivas.