ChatGPT: asombra, pero no hace magia
ChatGPT es una herramienta versátil que genera textos de aspecto natural, con una fluidez narrativa y de conversación sorprendente. Pero presenta limitaciones: sus datos acaban en 2021 y, como no tiene acceso a Internet, carece de información actualizada, una barrera hoy insalvable en una rápida comparación con cualquier motor de búsqueda.
Además, no siempre acude a fuentes fiables o de evidencias robustas y es esto —y no la aparente coherencia del texto— lo que determina la veracidad o la solidez de un argumento.
La inteligencia artificial es válida para situaciones que admiten un cierto margen de error, incluso algún disparate. Pero no lo es para cuestiones críticas, como un trabajo científico, una asesoría legal o financiera, o una consulta médica. Produce una ilusión engañosa de pensamiento racional, pero no razona ni dispone de conocimiento fiable sobre el mundo. No entiende, en un sentido humano, nada de lo que escribe.