Más ética para ser más eficientes

Reportaje | Institucional
(01/07/2022)
La UB despliega diversas iniciativas para una gestión íntegra y guiada por los principios del buen gobierno: se han aprobado el Código de conducta de los cargos y altos cargos y la política antifraude, se ha puesto en marcha un buzón ético para comunicar casos de mala praxis de forma confidencial y anónima, y se ha designado a los miembros del Comité de Ética, que debe velar por el cumplimiento de las normas de la UB en este ámbito. Estas actuaciones parten del principio de que cuidar la ética es primordial para garantizar la calidad y la eficiencia en la gestión universitaria.
Reportaje | Institucional
01/07/2022
La UB despliega diversas iniciativas para una gestión íntegra y guiada por los principios del buen gobierno: se han aprobado el Código de conducta de los cargos y altos cargos y la política antifraude, se ha puesto en marcha un buzón ético para comunicar casos de mala praxis de forma confidencial y anónima, y se ha designado a los miembros del Comité de Ética, que debe velar por el cumplimiento de las normas de la UB en este ámbito. Estas actuaciones parten del principio de que cuidar la ética es primordial para garantizar la calidad y la eficiencia en la gestión universitaria.

«Los mecanismos de integridad que estamos desplegando nos permiten equipararnos, en este ámbito, a las principales universidades europeas, como las que integran la Liga de Universidades Europeas de Investigación, que tienen textos y procedimientos similares», explica Lluís Medir, delegado del rector para la transparencia y la administración electrónica. En esa misma línea, cada vez más las instituciones europeas establecen legislaciones que aseguren el buen gobierno de las entidades. En este contexto, se ha optado por una normativa «adaptada a la realidad institucional de una universidad de la dimensión de la UB». «Queríamos textos que marcaran unos principios de calidad y buena gestión claros y adaptados a nuestras funciones», afirma Medir.

La Universidad de Barcelona ya había llevado adelante iniciativas relativas a la integridad y al buen gobierno, como el Código ético de integridad y buenas prácticas o todas las actuaciones de su Sindicatura de Agravios. Pero ahora se ha dado un paso importante para definir mejor estos principios y hacerlos más efectivos. Una de las principales novedades para el comienzo del próximo curso será la puesta en marcha del Buzón ético y de integridad institucional, al que se podrá dirigir cualquier ciudadano. «Este instrumento permite que todo el mundo pueda, de forma confidencial y segura, señalar conductas que, por acción u omisión, puedan ser reprobables por ser presuntamente contrarias al derecho, a la integridad institucional o a los principios y valores éticos y a las reglas de conducta exigibles a los miembros de la comunidad UB y, especialmente, a los servidores públicos», explica la directora de Servicios Jurídicos y Convenios de la UB, Judit Esteve.

Otro documento importante aprobado recientemente es la política antifraude de la UB, centrada en el ámbito económico y en la prevención de la corrupción. El responsable de la Oficina de Control Interno de la UB, Maurici Romero, destaca «la creación de la Comisión Antifraude, encargada de aprobar el mapa de riesgos, documento que identifica, relaciona con detalle y valora de forma permanente todos los riesgos asociados a los procedimientos internos de gestión, y que configura un sistema de identificadores de fraude durante todas las fases de los procesos, y prevé un mecanismo de seguimiento». También está previsto crear un buzón antifraude como canal de denuncia del fraude, abierto a cualquier persona, que podrá poner el caso en conocimiento de la Comisión Antifraude de forma anónima. «Las personas siempre podrán dirigirse al Buzón ético y de integridad institucional, y cuando las sospechas sean de fraude económico y corrupción, existirá la posibilidad de escribir concretamente al buzón antifraude», explica Lluís Medir.

Un instrumento primordial para garantizar que se cumplan los principios de integridad es el recién creado Comité de Ética de la UB. «Se trata de un órgano independiente que permite garantizar el respeto y el cumplimiento de toda la normativa en este ámbito», explica Judit Esteve. En la sesión del Consejo de Gobierno de la UB del 2 de marzo, la primera que se retransmitió en abierto, se escogió a los miembros del Comité. Este comité ya estaba previsto en el Código de ética de la UB aprobado en 2018, pero todavía no se había desarrollado normativamente.

Estos documentos pretenden convertirse en un mecanismo de autorregulación y mejora institucional

Mecanismos de mejora institucional

El Comité deberá velar por el cumplimiento del Código de conducta de los cargos y altos cargos, en el que se establece que los valores que han de regir la dirección de la comunidad universitaria son los de integridad, liderazgo y proactividad, innovación, escucha activa y empatía, y coherencia entre gestión y política. De aquí se desprenden una serie de reglas de conducta para el rector y los demás cargos de la UB. «El documento cubre un vacío que existía en cuanto a las indicaciones sobre cómo debía ser el comportamiento de los gestores», afirma Medir.

La respuesta en los casos en que se incumpla la normativa de estos textos aprobados por la UB «varía en función de cada supuesto, de las circunstancias de cada caso y de la norma que se aplique; puede ser solo una recomendación o derivar en una infracción que dé lugar a un expediente disciplinario, y en los casos más graves las conductas podrían ser tipificadas de delito», explica Judit Esteve. «Si el tema es de tal gravedad que sobrepasa los temas éticos o de integridad en la gestión, se prevén comunicaciones a las autoridades judiciales o derivaciones a las unidades administrativas correspondientes», añade Medir. Sin embargo, ambos coinciden en que el objetivo de todas estas iniciativas es «de carácter disuasorio y preventivo». «En realidad, lo que pretenden conseguir estos documentos es convertirse en un mecanismo de autorregulación y mejora institucional».

«La gestión íntegra y ética de los recursos es fundamental para incrementar y sostener la confianza de la comunidad universitaria en la institución. La universidad, como administración pública de las más valoradas por la ciudadanía, debe ser también íntegra en la gestión de los medios que tiene a su disposición y de las personas que la integran, para convertirse en ejemplo y referente en nuestro entorno», concluye Medir.