La capacidad de expresarse objetivamente aumenta con la edad y es más propia de los textos escritos que de los orales

La capacidad de ser objetivo y el uso de los recursos lingüísticos de distanciamiento en textos expositivos aumentan con la edad y son más característicos de los textos escritos que de los orales.
La capacidad de ser objetivo y el uso de los recursos lingüísticos de distanciamiento en textos expositivos aumentan con la edad y son más característicos de los textos escritos que de los orales.
Investigación
(04/04/2014)

Un estudio de la Universidad de Barcelona y la Universidad Autónoma de Barcelona publicado en la revista Journal of Pragmatics pone de manifiesto que la capacidad de ser objetivo y el uso de los recursos lingüísticos de distanciamiento en textos expositivos aumentan con la edad y son más característicos de los textos escritos que de los orales. El artículo concluye que la percepción de lo que es más adecuado para un texto expositivo va un paso por delante de su propia producción. Esto es así especialmente en el caso de los hablantes bilingües, que son más sensibles a las peculiaridades de tipos de textos concretos.

La capacidad de ser objetivo y el uso de los recursos lingüísticos de distanciamiento en textos expositivos aumentan con la edad y son más característicos de los textos escritos que de los orales.
La capacidad de ser objetivo y el uso de los recursos lingüísticos de distanciamiento en textos expositivos aumentan con la edad y son más característicos de los textos escritos que de los orales.
Investigación
04/04/2014

Un estudio de la Universidad de Barcelona y la Universidad Autónoma de Barcelona publicado en la revista Journal of Pragmatics pone de manifiesto que la capacidad de ser objetivo y el uso de los recursos lingüísticos de distanciamiento en textos expositivos aumentan con la edad y son más característicos de los textos escritos que de los orales. El artículo concluye que la percepción de lo que es más adecuado para un texto expositivo va un paso por delante de su propia producción. Esto es así especialmente en el caso de los hablantes bilingües, que son más sensibles a las peculiaridades de tipos de textos concretos.

Tal y como explican las profesoras de la UB Elisa Rosado, del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura, y Liliana Tolchinsky, del Departamento de Lingüística General, «el objetivo principal de la investigación era identificar los recursos lingüísticos que sirven para que hablantes bilingües (castellano/catalán) y monolingües (castellano) de diferentes edades (niños, adolescentes y adultos) expresen una perspectiva determinada cuando se trata de un texto expositivo».

En estudios previos, las investigadoras habían detectado las formas más frecuentes que emplean los hablantes de castellano para crear una perspectiva despersonalizada en los textos expositivos. Decidieron realizar este estudio para comprobar, por una parte, en qué medida coincidían los recursos que los hablantes utilizaban espontáneamente con aquellos que consideraban más idóneos para expresar una perspectiva despersonalizada en los textos. Y, por otra parte, para determinar la diferencia entre hablantes monolingües y hablantes bilingües.

El resultado de la investigación es significativo, afirman, «porque, por un lado, aborda la relación entre lo que efectivamente usamos al hablar o escribir y lo que consideramos más adecuado —aunque no lo utilicemos—, y muestra cómo los hablantes bilingües controlan mejor la diferencia». Por otro lado, el estudio «ilustra la variedad de recursos lingüísticos que los hablantes movilizan para expresar una perspectiva despersonalizada o distanciada, especialmente cuando se trata de personas bilingües».

En la medida en que se conozcan de forma más precisa las posibilidades y limitaciones de los hablantes de diferentes edades y situaciones lingüísticas, así como el modo en que organizan su discurso según las diversas circunstancias comunicativas, se podrá orientar mejor la acción educativa. Rosado y Tolchinsky aseguran que «estudios como este, sobre usos y preferencias lingüísticas de los hablantes, pueden servir para guiar la elaboración de libros de texto, materiales didácticos e instrumentos de evaluación del conocimiento lingüístico».