Se presenta el informe sobre indicadores de investigación e innovación de las universidades públicas catalanas

Según el documento, planteado con voluntad de continuidad, el sistema universitario público catalán dispone de la madurez y la excelencia suficientes que permiten obtener recursos y generar conocimiento de manera eficaz y eficiente, basado en la alta productividad y calidad del personal dedicado a la investigación. Aun así, también evidencia un sistema en tensión que difícilmente puede mantenerse en el tiempo, partiendo de los recursos actuales destinados y los resultados obtenidos, y que, además, ante la situación de crisis, se expone a un retroceso. Así, los retos consisten, por una parte, en poder mantener y, si es posible, mejorar estos resultados mediante el acceso a más recursos europeos y, por otra parte, en fortalecer la innovación a partir del conocimiento generado, que exige una conexión más sólida entre los generadores y los demandantes de conocimiento, entre la universidad y la empresa, así como la potenciación de una mayor cultura emprendedora.

El informe revela que el 64 % de los fondos que consiguieron las universidades en el año 2010 para financiar la investigación fue resultado de participar en convocatorias públicas o privadas competitivas. Eso demuestra la capacidad del sistema universitario público catalán para obtener recursos importantes en convocatorias en las que se evalúan esencialmente indicadores de excelencia. De ahí se desprende que las cifras de captación de financiación para la investigación en relación con el personal docente e investigador de las universidades es bastante elevada, un promedio de 46.580 euros por investigador. El total de recursos, competitivos y no competitivos, obtenidos por las universidades públicas catalanas en el año 2012 fue de 346 millones de euros, lo que equivale al 20 % del presupuesto conjunto de todas las universidades.

Respecto al origen de los fondos competitivos, también destaca la captación de fondos europeos, que en 2010 representó el 22 % del total; el 78 % restante procedía mayoritariamente de convocatorias del Estado y de la Generalitat de Cataluña. Las universidades catalanas, en los cuatro primeros años del séptimo Programa marco de la Unión Europea, han conseguido recursos por valor de 168 millones de euros. En relación con la calidad de la producción científica, medida a través del impacto medio normalizado, todas las universidades públicas tienen un impacto superior al promedio mundial, con valor 1, y ocupan las primeras posiciones en el conjunto de las universidades españolas.

En los últimos años, el impulso a la transferencia de conocimiento ha sido una de las prioridades de las universidades en cuanto al compromiso de estas con el desarrollo socioeconómico. En este sentido, se han puesto en funcionamiento varios instrumentos en colaboración con los sectores económico e industrial para favorecer esta transferencia. El informe revela que, en los últimos años, se han solicitado unas setenta patentes anuales para el conjunto de las universidades catalanas. Esta cifra, entre 2007 y 2011, supuso un 14 % de las patentes generadas por las universidades españolas, pero el 34 % respecto a las solicitudes con extensión europea (EPO), y el 16 % con extensión mundial (PCT), lo que indica su calidad.

Un segundo instrumento potenciado por las universidades catalanas ha sido la creación de empresas de base tecnológica (132 en funcionamiento en 2010). En conjunto, las universidades catalanas generaron, en el año 2011, el 21 % de los ingresos por actividades de transferencia del total de las universidades del Estado español. Un tercer instrumento se encuentra en la creación de infraestructuras de colaboración universidad-empresa, que da cobijo a una generación de conocimiento enfocada a la innovación, como por ejemplo los parques científicos y tecnológicos. En Cataluña hay 24 parques, muchos de los cuales están impulsados ​​o participados por las universidades catalanas.

Según el informe, en los últimos años Cataluña ha situado su sistema público universitario en los estándares de investigación de excelencia mundiales, que hay que poder garantizar y mejorar. Y precisamente esta calidad científica es el mejor pilar para que un nuevo modelo basado en la estrecha relación entre empresas, instituciones y universidades permita impulsar sin demora el tránsito tan necesario hacia una sociedad y una economía del conocimiento.