La implantación de aulas de docencia híbridas transforma el aprendizaje en la Universidad de Barcelona


Tal y como afirma la vicerrectora de Política Docente, Concepció Amat, «la modificación de los espacios de aprendizaje y la incorporación de las nuevas tecnologías en la Universidad amplían las posibilidades: principalmente, la asunción de metodologías activas de aprendizaje que estimulan la interacción entre alumno y profesor». «En ningún caso hablamos de la sustitución del profesor o de la implantación de la docencia en línea; se trata de complementar la docencia presencial de la universidad con herramientas digitales que introducen nuevas formas de aprendizaje», apunta Amat.
En este sentido, las aulas para el aprendizaje híbrido y activo (HALC en inglés) suponen un punto y aparte en la docencia en la universidad: permiten un aprendizaje más colaborativo entre los profesores y los alumnos, posibilitan que parte de los estudiantes no estén físicamente en el aula, lo que es especialmente útil en programas internacionales compartidos con otras universidades —como sería el caso de la CHARM-EU—, y son un espacio idóneo para la incorporación de nuevas metodologías docentes basadas en inteligencia artificial o realidad virtual, entre otros.
Con una financiación de más de 600.000 euros, el proyecto DIGAPREN ha supuesto un hito en el proceso de transformación digital de la Universidad. Así lo reconoce Marga Bonmatí, vicegerenta de Transformación Digital, Datos y TIC de la Universidad de Barcelona: «Los resultados son extremadamente satisfactorios. Las nuevas tecnologías nos permiten superar la docencia tradicional unidireccional, de profesores a alumnos y virar hacia un aprendizaje más en equipo y más transversal».
Impacto de las aulas híbridas en la UB
Las nueve aulas híbridas están instaladas en las facultades de Química, Biología, Matemáticas e Informática, Derecho, Información y Medios Audiovisuales, Farmacia y Ciencias de la Alimentación, Psicología, Educación y Medicina y Ciencias de la Salud en el Campus Bellvitge. Se calcula que unos 5.000 alumnos utilizarán estas aulas de docencia híbrida cada año. En cuanto a las asignaturas que se pueden adaptar a este nuevo método de aprendizaje, la vicerrectora Amat destaca las siguientes tipologías: «El abanico de posibilidades es muy amplio: el aula híbrida es un recurso muy útil para asignaturas de másteres y programas internacionales, donde el plan de estudios se distribuye entre distintas universidades, así como en asignaturas que forman parte de programas Erasmus Plus». Sin embargo, Amat señala que el aula híbrida puede aplicarse a asignaturas más convencionales «en las que todos los estudiantes están en el mismo espacio físico». En este caso, «son los aspectos didácticos los que toman todo el protagonismo dentro del aula», añade.
La formación es un aspecto esencial para que los procesos de digitalización, como la adopción de aulas digitales, sea exitoso. Tal y como apunta la vicerrectora Amat, el acompañamiento al docente es constante desde hace tiempo en la UB: «El Instituto de Desarrollo Profesional organiza cursos de formación dirigidos a nuestro Personal Docente e Investigador con el objetivo de que aprovechen al máximo las nuevas tecnologías digitales para su aplicación a las metodologías docentes, así como la Oficina Técnica de Proyectos y Servicios Docentes, con un rol orientador en la innovación docente».
Para finalizar y en clave de futuro, Amat apuesta por extender un proyecto que se ha convertido en exitoso: «Idealmente, cada centro debería disponer al menos de un aula híbrida. Los resultados nos indican que la interacción que conseguimos en el espacio de aprendizaje impacta positivamente en la mejora del conocimiento por parte del alumnado».
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Aula para el aprendizaje híbrido y activo
Permiten un aprendizaje más colaborativo entre los profesores y los alumnos.

Aula para el aprendizaje híbrido y activo
Un momento de la asignatura Fisiología y Fisiopatología II, que se imparte en el segundo curso del grado en Farmacia.